Las escuelas multigrado, una descripción de la realidad educativa
De acuerdo con La Evaluación integral de la política de educación multigrado, publicada en abril de 2019 por la Unidad de Normatividad y Política Educativa del entonces Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), realizada en colaboración con la Universidad Iberoamericana y la Red temática de investigación en educación rural la educación pública ofrecida en las zonas rurales es de organización multigrado. Son pequeñas escuelas de educación básica donde un docente atiende a estudiantes de distintos grados, edades y niveles de aprendizaje en una misma aula.
Estas escuelas son diversas en su organización escolar (unidocente, bidocente, tridocente, grupos multigrado o escuelas multinivel), en sus niveles escolares (preescolar, primaria y secundaria) y en el tipo de servicio (general, indígena, comunitaria, telesecundaria). Las escuelas con matrícula mayor a 29 estudiantes se encuentran formalmente a cargo de la Secretaría de Educación Pública (SEP), mientras que el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) ofrece educación comunitaria en las localidades más pequeñas y dispersas del país.
En estos centros de trabajo multigrado, los docentes normalmente realizan actividades directivas y administrativas, en detrimento de su función pedagógica. Además, las comunidades escolares deben apoyar de forma sustancial la puesta en marcha y sostenimiento de los servicios educativos, esto se da con más fuerza en el caso de las escuelas del CONAFE— lo que resulta profundamente inequitativo, pues las escuelas multigrado se ubican predominantemente en pequeñas localidades rurales aisladas, con altos grados de marginación y pobreza: 78.3% de estas escuelas se sitúa en localidades con alto y muy alto grado de marginación y 84.9% se encuentra en los niveles más altos de aislamiento.
Este tipo de escuelas deberían tener mayor relevancia para la política educativa debido a que, además de atender a un sector de la población altamente vulnerable, representan un porcentaje muy importante de las escuelas del país. Una de cada tres escuelas públicas de educación básica en México (36.7%) es multigrado, porcentaje que aumenta a 50% si se incluye a aquellas escuelas donde por lo menos uno de sus grupos es multigrado.
Históricamente, la atención a estas escuelas ha sido intermitente e insuficiente; muchas veces ha estado ligada a iniciativas de los gobiernos federales y estatales que no se han sostenido en el tiempo, teniendo como consecuencia que gran parte de la responsabilidad para subsanar estas carencias se haya situado en sus docentes y en las familias que integran la comunidad escolar. A lo anterior se suman situaciones contextuales entre las que destaca que las familias en estas comunidades enfrentan desventajas educativas derivadas de la acumulación intergeneracional de desigualdades; en las localidades rurales, por ejemplo, el analfabetismo es seis veces mayor y la escolaridad media de la población es 3.9 años menor que en las ciudades. De igual forma, fenómenos como la migración, el trabajo infantil, la inseguridad y la crisis ambiental afectan a la niñez rural en el ejercicio de su derecho a la educación. En gran parte porque estas escuelas están invisibilizadas desde la formulación de la política educativa a nivel central, lo que genera acciones fragmentadas o programas no incluyentes que muchas veces reproducen las brechas de desigualdad entre las escuelas.
Como principales problemáticas para el caso de las escuelas multigrado de la SEP, la evaluación destaca lo siguiente:
No existe un modelo educativo específico para multigrado y los materiales educativos no son pertinentes, debido a que no son apropiados para las necesidades de los grupos multigrado.
La función directiva de los docentes provoca sobrecarga administrativa, lo que limita el desarrollo regular de las clases.
La formación inicial y continua de los maestros no es específica para multigrado; además, estos enfrentan mayores barreras para acceder a los procesos de formación.
Por otro lado, en el caso de las escuelas comunitarias del CONAFE:
Cuentan con un modelo educativo específico para multigrado; no obstante, carece de un enfoque bilingüe y presenta limitaciones para la alfabetización inicial.
La provisión del servicio enfrenta fuertes restricciones financieras, derivadas de la disminución de su presupuesto en 25%, en términos reales, de 2014 a 2018; además, sus escuelas son excluidas de la mayoría de las acciones educativas de la SEP.
Las figuras docentes de CONAFE prestan el servicio en condiciones precarias de seguridad, salud y acceso a las comunidades, aspectos que se relacionan con su alta movilidad y el abandono pues el servicio educativo está sujeto al compromiso de las comunidades de brindar alojamiento, cuidados, transporte y alimentación, así como de facilitar espacios educativos, lo que no garantiza la gratuidad del servicio.
Además, en ambos casos —SEP y CONAFE—, las escuelas multigrado tienen una infraestructura escolar insuficiente y escasez de materiales educativos.
Dichas problemáticas manifiestan la necesidad de atender de manera sustancial la desigualdad en el sistema educativo mexicano, la cual se expresa significativamente en las escuelas multigrado. Para ello, es necesario reconocer y aprovechar las bondades de la educación multigrado y su valor comunitario, puesto que la calidad de una escuela no reposa en su número de docentes, sino en la pertinencia de su formación y en la valorización de su labor, en la disponibilidad de materiales y condiciones apropiadas para la enseñanza y el aprendizaje, así como en la pertinencia cultural y relevancia de sus procesos educativos. Es urgente la instrumentación de una política integral que sea pertinente para el medio rural y que esté orientada al ejercicio efectivo del derecho a la educación de la niñez que allí habita.
En este sentido, la evaluación elaborada por el entonces INEE recomienda fortalecer las escuelas multigrado de manera tal que se responda a las necesidades educativas de cada contexto; mejorar la formación inicial y continua de sus docentes, así como sus condiciones de trabajo, y atender a la diversidad de estudiantes mediante un currículo y materiales educativos flexibles, suficientes y pertinentes para el contexto rural y la organización multigrado. Todo ello acompañado de un trabajo institucional que sea intersectorial y que mejore otros aspectos del bienestar, tales como alimentación, salud, infraestructura escolar, y servicios básicos: luz eléctrica, agua potable, desagüe y tecnologías de la información y comunicación.
Las NNA que asisten a estas escuelas tienen derecho a contar con mejores condiciones educativas en sus propias comunidades. Avanzar en la garantía de este derecho es poner al centro educativo al estudiante y colocar a las escuelas multigrado en el centro de la formulación e implementación de la política educativa, para revalorizar la educación multigrado y garantizar la igualdad educativa para sus estudiantes pues en el Artículo Tercero constitucional con la nueva reforma educativa se reafirma el derecho a la educación y se enriquece al establecer como garantía máxima el respeto de la dignidad de las personas y la igualdad sustantiva, lo que implica que el sistema educativo debe buscar estrategias para que todas las niñas, niños y adolescentes (NNA) accedan a la escuela rural en las mejores condiciones para el aprendizaje y obtengan los mayores logros educativos.
Todo el texto describe puntualmente el contexto real de las escuelas rurales en las que muchos trabajamos, tienen años así pero actualmente están llegando docentes que se preocupan por establecer las condiciones para que sus alumnos aprendan, sólo que no reciben ayuda por parte del sector Educativo, como se menciona en el texto: se responsabilizan de ello las familias de las comunidades y el docente a cargo.
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